La pareja tomó medidas extremas para mejorar la seguridad en su nueva villa alquilada de North Saanich, en Vancouver.
Según los informes, el príncipe Harry y Meghan Markle están tan preocupados por la intrusión de la prensa en su nuevo hogar en Canadá, que han tomado medidas más enérgicas para mantener alejadas las miradas indiscretas.
El duque y la duquesa de Sussex hicieron de la mansión alquilada su hogar después de anunciar que renunciarían como miembros de la realeza.
Y ahora TMZ informa que la pareja tomó medidas extremas para mejorar la seguridad en su nueva villa de North Saanich.
Según The Sun, se colgó una lona gigante entre los árboles para oscurecer la vista de su hogar, mientras que al menos una cámara de seguridad se instaló a lo largo de la playa.
Las medidas de seguridad también incluyen un letrero de «no traspaso» en la cerca.
La pareja se mudó a Canadá con su hijo Archie de nueve meses en enero mientras se preparan para abandonar su vida dentro de la monarquía, por una vida de libertad personal y financiera.
Y las medidas de seguridad se producen después de que los abogados de la pareja emitieron una advertencia legal después de que la ex estrella de Suits fuera fotografiada paseando a sus perros con Archie el mes pasado.
Meghan había huido del Reino Unido después de que ella y el príncipe Harry lanzaron su anuncio para renunciar como miembros de la realeza, después de pasar seis semanas en Navidad en la extensa propiedad.
A pesar de las especulaciones, no está claro quién es el propietario de la mansión y si la pareja está pagando el alquiler.
The Sun reveló previamente que pidieron a los vecinos de la isla de Vancouver que firmen acuerdos de confidencialidad antes de mudarse para Navidad con el bebé Archie.
La casa de Mille Fleurs cerca de Victoria, Columbia Británica, costaría más de US$130 mil al mes en alquiler.
La idílica mansión tiene unas vistas impresionantes y cuenta con ocho habitaciones y dos playas privadas.
Los lugareños en la isla vieron por primera vez al Príncipe Harry y Meghan alrededor del 18 de diciembre disfrutando de caminatas y trotes, y la pareja incluso se detuvo para tomar una selfie para otra pareja en el Día de Año Nuevo mientras disfrutaban de sus vacaciones de Navidad.
Se perdieron la tradicional Navidad real con la Reina y la familia en Sandringham.
La pareja luego regresó al Reino Unido, antes de que Meghan regresara a Canadá para reunirse con el bebé Archie.
El Príncipe Harry luego aseguró el trato de Megxit con la Reina en conversaciones acaloradas antes de volar de regreso a su nuevo hogar.
Mientras tanto, un ex oficial de protección del Palacio afirmó que los guardaespaldas de la pareja podrían haberles perdido el respeto por renunciar a la familia real.
Los agentes de la policía británica que protegían a la pareja habían expresado su preocupación por ser tratados como asistentes, haciendo recados, incluso recogiendo víveres y cafés.
Los contribuyentes británicos siguen financiando la protección de la pareja mientras viven en Canadá.
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