Zak, de 37 años, cayó en una profunda depresión y comenzó a automedicarse cuando su padre se quitó la vida en 2014.
El hijo de Robin Williams, Zak, cayó en una profunda depresión y comenzó a automedicarse y beber alcohol tras la muerte de su padre en 2014.
Williams se quitó la vida, a los 63 años, hace seis años, luego de problemas con su salud mental y una batalla secreta con la enfermedad neurológica llamada ‘demencia de cuerpos de Lewy’.
En una entrevista con People, Zak, de 37 años, admite que «estaba profundamente infeliz y se sentía extremadamente aislado y destrozado», tras el fallecimiento de Robin, y le dijo a la publicación: «Estaba traumatizado».
Según el actor, le tomó un tiempo darse cuenta de que su forma de beber se le estaba yendo de las manos y, «Al final, descubrí que si seguía viviendo de esa manera, no era una vida que valiera la pena vivir. Algo tenía que ceder».
Zak comenzó a asistir a las reuniones del grupo de recuperación y, con la ayuda de la terapia más una nueva dieta y un plan de bienestar, comenzó a sanar y a hablar sobre su experiencia para ayudar a los demás.
El año pasado, lanzó su propia empresa, PYM (Prepare Your Mind), que promueve el apoyo a la salud mental.
Felizmente, ahora está en un lugar mucho mejor y, el sábado, intercambió votos con su compañera Olivia June en una ceremonia íntima al aire libre en The Paramour Estate en Los Ángeles.
«Estoy encantado de tener una familia y vivir la vida que siempre quise vivir», dice. «He aprendido que no estoy roto. A pesar de experimentar eventos traumáticos, puedo recuperarme. Y ahora estoy en el camino de la curación y de ser la persona que siempre quise ser «.
La pareja comenzó a salir en 2016 y dio la bienvenida a su primer hijo en mayo de 2019, y le puso el nombre de McLaurin, en honor al segundo nombre de Robin. Sus seres queridos lo conocen como Mickey.