Yolanda Andrade se emociona al hablar del deterioro de su salud: ‘No reconozco mi voz’
En un regreso televisivo que dejó al público con el corazón en un puño, la conductora mexicana Yolanda Andrade, de 53 años, se quebró en llanto al abrir su alma sobre el deterioro implacable de su salud. Invitada al programa Montse & Joe de Unicable –del que es co-conductora junto a Montserrat Oliver–, Andrade reveló por primera vez en 2025 los estragos de dos enfermedades degenerativas que la tienen al borde de la inmovilidad, y cómo esto ha desatado en ella una «depresión absoluta» que la hace sentirse como una extraña en su propio cuerpo.
Con la voz entrecortada y visiblemente conmovida, rodeada de amigas como Lucía Méndez y el eterno Pepillo Origel, Yolanda describió el abismo emocional que enfrenta: «Mi mente está perfectamente bien y no me puedo mover… Es un tema que a la familia cansa mucho también, aunque se turnen. Pasas por muchas emociones, y principalmente hay una que reconozco perfecto: la depresión. Es una depresión absoluta porque no puedes hacer mucho, no te reconoces».
Lágrimas rodaron por sus mejillas al confesar lo que más le duele: «Mi voz y cómo hablo, siento que yo no lo había escuchado… Cuando me oigo, digo ‘no soy yo’ (…) Yo veo videos de antes y me da mucho sentimiento. Parece que es otra persona, pero soy yo atrapada en otro cuerpo… como que el estuche se me cansó.», lamenta con tristeza.
Andrade no escatimó en detalles sobre su pronóstico sombrío, aunque evitó nombrar específicamente las dolencias: «Tengo dos diagnósticos y los dos no tienen cura. En conclusión, médicamente me puedo morir antes que ustedes. Poco a poco no voy a poder caminar, no voy a poder hablar».
Tras meses de especulaciones y ausencias –incluyendo una hospitalización donde «vio la luz y se regresó»–, su reaparición sorprendió por su honestidad cruda. «Como que el estuche se me cansó», reflexionó con una mezcla de resignación y fe inquebrantable, atribuyendo su fortaleza a las oraciones de fans y el apoyo de su familia, como su hermana y su hermano Rolando.
El momento nostálgico llegó cuando Origel recordó su última visita al foro antes del declive: «A partir de ahí, hasta hoy, fue una preocupación de todo mundo. La gente preguntaba: ‘¿Sabes algo de Yolanda?'». Ella, con gafas protectoras contra las luces del set, enfatizó cómo compartir con otros en situaciones similares –»como una terapia de grupo, como el AA»– la ha hecho sentir menos sola. «Hay gente que me abraza, que reza por mí, amigos que hace años no veía y ahora han aparecido justo cuando más los necesito», agregó, visibilizando el agotamiento familiar y la fatiga crónica que azota a quienes conviven con padecimientos degenerativos.
Este testimonio no solo conmovió a sus colegas –Méndez la abrazó con fuerza en pantalla–, sino que generó una ola de empatía en redes sociales, donde miles de seguidores compartieron mensajes de apoyo.
A sus 34 años en la televisión, Andrade, ícono de la farándula, se posiciona como un faro de resiliencia: «Tengo mucha fe y agradezco a toda la gente que ora por mí. Es algo mágico».

